Carlos Arturo y su Paciencia


Tal vez es la paciencia una de las virtudes más necesarias para sobrellevar el estrés que nos resulta del acelere de esta época, sin embargo, no es tan común como quisiéramos el encontrarla unida a nuestra personalidad.

Es esta, la paciencia, la razón para sentir envidia de la buena hacia Carlos Arturo. Si nos comprometiera menos la ansiedad, si disfrutáramos al dejar que el mundo fuera más rápido que nosotros, si nos detuviéramos con frecuencia a observar, escuchar y sentir la nada como parece que hace Carlos Arturo, quizás, entenderíamos la esencia de las cosas y no estaríamos sujetos a lo material, seriamos más sencillos.

Pero no todo es bueno en la paciencia de Carlos Arturo, a veces es exagerada y raya en la lentitud, en la pasividad ante las cosas por hacer. Es ahí donde surgen los problemas, más para nosotros que para él porque al fin y al cabo ese es su ritmo. Ese ritmo que en ocasiones desespera, que hace que lo presionen hasta acabar con esa paciencia que pareciera ser infinita. Es entonces que conocemos su lado flaco, su temperamento fuerte y a veces grosero pero a la larga sincero.

Recuerdo también la preocupación normal que despertó en mí cuando sufrió un grave accidente de tránsito y como me satisfizo ver que superaría esa etapa y no solo salió paciente de ella sino que aprendió de aquel impase, maduró y consiguió despertar con una actitud más segura en cuanto a perseguir sus sueños.

Así veo a mi hermano menor, como alguien que busca expresar con su arte lo que su paciencia le ha permitido entender del mundo.

Por: Darío Alberto Zúñiga Reyes.