Fernando Botero

Medellín, Colombia (1932). Pintor, escultor.


Considerado el pintor vivo más importante de nuestro tiempo. Su obra se caracteriza por la obesidad de sus personajes, la desproporción humana, frutal, floral, animal. Hace una crítica irónica y sutil de la sociedad. Su pintura produce una alegría inmensa en el espectador y transmite un humor especial que conserva siempre altísimas calidades de gran pintura.

A continuación, algunos comentarios y frases que encontré de él en diferentes libros y revistas, para aproximarnos más a su lenguaje pictórico:

“Soy un trabajador incansable; no considero la pintura un trabajo, no es una obligación, lo hago por placer; no he encontrado más que me divierta más que pintar”.

“El arte es espiritual, un respiro inmaterial de las dificultades de la vida”.


“Quiero hacer buena pintura, según lo que considero el gran arte. El arte es la reflexión de una vida, tratando de buscar la excelencia y las grandes virtudes. Cada pintor interpreta y crea en una forma diferente. Mi manera de pensar se refleja en mi trabajo, que tiene gran respeto por la tradición. A la vez, es una expresión moderna y contemporánea de la pintura”.

“Mi arte figurativo procede en cierto modo de la experiencia de la abstracción. No es el mismo modo de figuración que la anterior a la abstracción. Por ejemplo, mis composiciones parten de leyes cromáticas y de formas; en muchas ocasiones pongo un cuadro de cabeza, para percibirlo como una obra abstracta. Como consecuencia de la experiencia abstracta, colores y formas han de crearse de un modo totalmente libre. Necesito total libertad cuando se trata de proporciones; por ejemplo, si preciso una pequeña forma en algún lugar del cuadro, puedo reducir una figura”.


“Un proceso de síntesis. Antes pensaba en más cosas, como los arquitectos que hacen su primera casa y en ella ponen todas las ideas de la escuela de arquitectura, pero cuando son maduros sólo utilizan una. Al principio uno quiere todo: el color de Matisse, la construcción de Picasso, la pincelada de Van Gogh y resulta un pastiche tremendo. Después se da cuenta de que hay que utilizar lo menos posible, las herramientas indispensables, y tratar de interpretar lo más sencillo”.


“Yo he predicado siempre, y lo dije hace poco, que el arte es para dar placer y no para fastidiar o angustiar al público. ¿Quién ha visto un cuadro impresionista triste? ¿Cuándo se ha visto un Tiziano triste, un Velázquez triste? La gran pintura tiene una actitud positiva ante la vida. Yo estaba en contra de ese arte que se convierte en testigo de su tiempo como arma de combate. Pero en vista de la magnitud del drama que vive Colombia, llegó el momento en el que sentí la obligación moral de dejar un testimonio sobre un momento irracional de nuestra historia. No aspiro a que estos cuadros vayan a arreglar nada, porque sé muy bien que el arte no cambia nada, los responsables de los cambios son los políticos. Solo pretendo dejar testimonio de un artista que vivió y sintió su país y su tiempo. Es como decir: “Miren la locura en que vivimos, que esto no se repita”. No estoy haciendo arte comprometido, ese arte que aspira a cambiar las cosas, porque no creo en eso”.

“Hoy en día me considero más pintor que escultor, en el sentido de que he dedicado más tiempo de mi vida a la pintura. La diferencia entre pintura y escultura es que cuando pinto un cuadro sólo yo intervengo, sin embargo, en una escultura pueden llegar a intervenir varias manos artesanas”.

“Uno no sabe hasta el mismo día qué va a pintar. De pronto digo: ‘este tema me apasiona, voy a hacer algo sobre él’, y ya está. Lo maravilloso del arte es no saber qué vendrá”.

“El estilo es el reflejo de las ideas de un pintor.”

“Para mí, tuvo una gran importancia una personalidad como Rivera. A los jóvenes pintores centroamericanos nos enseñaba la posibilidad de crear un arte no colonizado por Europa. Lo mestizo me atraía, esa mezcla de cultura autóctona y española”.

“Cuando se observa un cuadro, es importante reconocer de dónde procede el placer. Para mí es la alegría de vivir unida a la sensualidad de las formas. Por esto, mi problema es expresar sensualidad por medio de formas”.

“Mis esculturas no tienen un mensaje específico, ni social ni de ningún otro tipo. No creo que el arte pueda cambiar la situación política. Mis esculturas no tienen ningún significado simbólico. Solo me intereso por las formas, por las superficies suaves y redondas, que subrayan la sensualidad de mi obra”.